jueves, 1 de octubre de 2009

Ardilla se niega a ser desalojada

Una dama que se dedicaba a la reparación de la pérgola de su casa, colindante con el jardín, fue sorprendida por el paso de un animal que, al principio, no identificó. Dispuesta a continuar con la tarea, le dio indicaciones al “Sr José” para que lijara un punto de una de las vigas de madera que todavía mostraba huellas del deterioro. “¿Pero qué es esto”?, se preguntó al ver que una ardilla atravesaba su jardín, de punta a punta, llevando en la boca a otra, de apenas días de nacida. Indignada, por el atrevimiento, decidió no dejarse distraer por la audacia de la nerviosa criatura y seguir con sus afanadas labores. Fue en ese momento cuando el Sr José dijo: “Allá va otra vez”, al tiempo que señalaba a la veloz intrusa. “¿Pero qué es esto”?, se preguntó de nuevo la dama mientras focalizaba a la ardilla que llevaba OTRA de sus vástagas en sus fauces. Cuando estaba dispuesta a tomar medidas drásticas para impedir el paso de la atrevida por su jardín, avistó cuando la misma trepaba “un árbol de mango” hasta una altura que le aseguraba estar a salvo de cualquier desalojo.